domingo, 18 de septiembre de 2011

"El libro digital va a terminar con las bibliotecas personales"

CONGRESO IBEROAMERICANO DE CULTURA

Para la especialista mexicana Consuelo Sáizar Guerrero, el impacto del e-book va a ser comparable al del tipo móvil de Gutemberg

Mar del Plata (Enviado especial, Omar Giménez)-"El libro digital no va a suponer el final del libro papel, pero sí va a terminar con las bibliotecas personales", dice Consuelo Sáizar Guerrero, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (CONACULTA), ex directora del Fondo de Cultura Económica y una de las participantes del IV Congreso Iberoamericano de la Cultura que ayer comenzó a sesionar en Mar del Plata (ver aparte). Y cuando habla de bibliotecas personales, Sáizar Guerrero se refiere a esas que el escritor mexicano Carlos Monsiváis definió alguna vez como "monumentos culturales": grandes acumulaciones de libros que describen y reflejan la formación de un punto de vista en personalidades que ocuparon un lugar destacado en la vida intelectual.

Algunas de las bibliotecas que representan más fielmente este concepto en México son las que el organismo que Saizar Guerrero dirige trata de rescatar para que puedan acceder a ellas las nuevas generaciones en el marco de un proyecto sin precedentes en el mundo, a través del cual se digitalizan alrededor de 250.000 libros, entre ellos, ediciones que se remontan al año 1600, según relató a este diario. Colecciones como las del escritor mexicano Carlos Monsiváis, el diplomático José Luis Martínez, o el ex rector de la Universidad Autónoma de México Antonio Castro Leal, compradas por el organismo y que conservan el orden y la jerarquía original establecidos por los propietarios de los libros. A tal punto, que incluso se digitalizan y pasan a archivos pdf las notas manuscritas y subrayados (metadatos) que aparecen en los ejemplares. Los libros son conservados tal como fueran dispuestos por los propietarios de las bibliotecas en el edificio de la Ciudadela, en el Distrito Federal.

"El libro digital representa una revolución en el mundo de la cultura que todavía no alcanzamos a medir y que es comparable a la que en su momento representó el tipo móvil de Gutemberg", dice Sáizar Guerrero y agrega, "porque a partir de él deja de haber una 'línea de tiempo' que oriente al lector acerca de cuál es la novedad. Las nuevas generaciones están expuestas a un cúmulo de información que aparece en los medios digitales como atemporal y en la que buscar y jerarquizar la información supone un gran reto".

Y si bien el libro de papel no aparece amenazado en este contexto, lo que pierde adeptos es la acumulación de libros según un orden que refleje el ciclo de una vida personal que forja un punto de vista.

"Esto es aplicable a las bibliotecas personales y no a las públicas, aunque en Japón ya hay bibliotecas que ofrecen sólo material digital. Lo que sucede es que, aún aquellos que prefieren leer en un soporte de papel, tienden a acumular menos libros en sus casas. Puede que un espacio para la biblioteca en un hogar común se conserve, pero las colecciones de grandes cantidades de ejemplares ahora son muy raras, aún entre los intelectuales. Y no sólo por una cuestión de disponibilidad del material en pantalla, sino también por una cuestión de espacio. Se estima que en una hectárea apenas entran 15 de estas bibliotecas de personalidades como las que actualmente se están recuperando".

Por el momento, el rescate y la digitalización de bibliotecas de intelectuales destacados sólo se concreta en México, en parte por el elevado valor de la empresa - ya que cada una de estas colecciones tiene un precio de entre dos y tres millones de dólares- a los que se suma el alto costo de la digitalización.

Otro de los retos que plantea la preservación de este patrimonio es cuál es el soporte digital ideal que pueda garantizar que, a pesar de los vertiginosos cambios tecnológicos, el material llegue a las nuevas generaciones.

La razón es que el rescate de este tipo de bibliotecas es lento y se hace necesario elegir un soporte que resista el paso del tiempo. En este caso, se optó por utilizar archivos pdf que se cargan a través del mismo programa que se utiliza para cargar música en los Ipods, dice a este diario Ernesto Miranda, que trabaja en el área de contenidos digitales del organismo.

¿Qué bibliotecas serían las elegidas si el mismo sistema pudiera utilizarse en la Argentina? Sáizar Guerrero dice que no se anima a dar una respuesta definitiva. Pero supone que "ni la de Adolfo Bioy Casares ni la de Victoria Ocampo podrían quedar afuera".


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