domingo, 29 de mayo de 2011

Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera


“Rosarito Vera, maestra”
La fecha fue instituida en conmemoración a la muerte de la docente riojana que fundó
el primer jardín de infantes en el país.
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La celebración del Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera está relacionada a la vida, obra y muerte de Rosario Vera Peñaloza, y fue considerada como una de las tantas “maestras de la Patria” de la historia argentina.
Nació en Atiles -La Rioja- el 25 de diciembre de 1873 y dedicó su vida a la enseñanza.
En el año 1900 fundó el primer jardín de infantes argentino. La nueva institución creada por Rosario surgió como anexo a la Escuela Normal de La Rioja.
Años después, la docente repitió la iniciativa en Córdoba, Paraná y Buenos Aires.
Pero su labor pedagógica nunca se detuvo y trabajó en forma intensa en planes y en la elaboración de programas de educación pre-escolar.
Años más tarde, el Consejo Nacional de Educación le encargó la formación del Primer Museo Argentino para la Escuela Primaria en Cátulo Castillo 2.750 de la Capital Federal, hoy Complejo Museológico del Instituto Félix Bernasconi.
“Luego de una extensa trayectoria alcanzó el cargo de Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial. Peñaloza falleció el 28 de mayo de 1950, fecha que se utiliza para conmemorar, en su honor, el Día de la Maestra Jardinera y el Día de los Jardines de Infantes” señala la reseña histórica del Ministerio de Educación de la Nación.

La pedagogía
“Así, el 28 de mayo es una fecha y una oportunidad para reafirmar los derechos de la primera infancia, pues la figura de Rosario Vera Peñaloza representa la pedagogía, la nueva escuela, el rol docente y el protagonismo del Estado en la educación infantil”, agrega la información.
Luego de una extensa trayectoria alcanzó el cargo de Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial. “Rosario”, como se la conoció, falleció el 28 de mayo de 1950, fecha que se utiliza para conmemorar, en su honor, el "Día de la Maestra Jardinera" y el "Día de los Jardines de Infantes".
Fue reconocida por el Instituto Sanmartiniano por varias obras, entre ellas por la adaptación para niños de la vida del General San Martín.
Félix Luna en letra y Ariel Ramírez en música le compusieron una zamba, “Rosarito Vera, maestra”.

Obras
Además de su labor pedagógica como impulsora de iniciativas tendientes a mejorar la educación, Rosario editó varias obras entre las que se incluyen “Cuentos y Poemas”, “El hombre que rehusó el Olimpo”, “Historia de la Tierra”, “Los hijos del sol”, “Pensamientos breves sobre juegos educativos” y “Un viaje accidentado”.
Los jardines se dividen en dos ciclos: Jardines Maternales son los que atienden a niños desde los cuarenta y cinco días a los dos años de edad inclusive, mientras que los Jardines de Infantes son los que albergan a los chicos desde los tres a los cinco años de edad inclusive.

Fuente: Ministerio de Educación de la Nación.



sábado, 28 de mayo de 2011

El Cronista Comercial - Violencia doméstica: un mal silencioso que no se detiene

El Cronista Comercial - Violencia doméstica: un mal silencioso que no se detiene

jueves, 26 de mayo de 2011

Capacitados y discapacitados

Carta de Lectores


Por Pipo Pescador (especial para EL ARGENTINO) -


Acabo de recibir EL ARGENTINO del sábado. Me gusta leer todavía en papel. Es una manía que tengo, que no puedo ni quiero corregir porque como dije antes, me cuesta renunciar al crujido de la hoja cuando se despliega. Como una mariposa blanca y negra que está a punto de levantar vuelo y algunas veces moja la punta de sus alas en el café con leche. Estoy muy actualizado, lo juro, tengo BlackBerry, Mac sin cables y me compro lo último que sale en tecnología. Pero no la voy con el diario “on line”... me cuesta. Fuera de bromas, quedé impresionado con lo que leí en la hoja nueve.
La nota de Nahuel Maciel a Eduardo Bassini es toda una conmoción para mí. Me hace dudar de mis capacidades y me plantea la duda de qué es capacidad y qué es discapacidad.
Ver es un bien que viene con la vida. Lo recibimos en la cuna como las princesas reciben los dones de las hadas cuando nacen.
Convivimos con él con naturalidad y no lo valoramos porque está incluido. No nos cuesta esfuerzo usar esa luz ni tenemos conciencia de lo que podría significar su pérdida.
Y esa capacidad nos facilita la existencia, es como una madre que nos resuelve todo.
Bastará con cerrar los ojos e intentar seguir con nuestras tareas para entender de qué hablamos.
A veces somos buenos, solidarios y fuertes. También a veces tenemos confianza en nosotros mismos y nos valorizamos aceptablemente bien.
No voy a caer en la mala onda de auto flagelarme y flagelar a los demás porque no sería justo.
Con buena salud, algo disponible en la billetera y un poco de amor, todos somos lindos y amables.

El tema es que un puntero que rebota en el pizarrón puede destrozarnos los ojos a los nueve años y sumergirnos para siempre en las sombras.
Ahí puede comenzar una nueva historia. Ya no se trata de crecer, de estudiar, de buscar la victoria en el trabajo o en la profesión.
Se trata de desafiarse a subir con esfuerzo denodado una escalera dura, de escalones altos, en la oscuridad absoluta.
Se trata además de amar la vida mucho más de lo que la vida nos ama a nosotros, de ejercitar la tremenda pasión por conservarla, por
honrarla, por capacitarnos, cuando las hadas nos dan la espalda y nos retiran los dones.

En ese sentido, sin otro problema visual que ponerme anteojos para leer, recién llegado del cine, a punto de ver las noticias de la noche en la tele, reflexiono: ¿Sería yo capaz de enfrentar la vida sin mis ojos? ¿Sería yo capaz de ser buena persona, si el destino me quita algo tan imprescindible? ¿Podría seguir adelante sin rencores, sin auto-compasión, haciendo todo lo posible por mejorar mi condición?
¿Y si además estoy ciego porque los cirujanos se equivocaron y me operaron mal? ¿Podría dominar mi deseo de venganza por un error tan nefasto y de consecuencias tan brutales para mi futuro?
No sé si tendría la capacidad necesaria para capacitarme, el coraje y la paciencia imprescindibles para viajar con esfuerzo a estudiar el Braille, para adaptarme a la nueva realidad, disolviendo la bronca.

Tener el recuerdo de los colores sin extrañarlos; poder imaginárselos, usar la memoria como una caja de pinturas abierta, como un arco iris. Sentirse agradecido a la vida porque no se ha nacido ciego y alguna vez se habitó en la luz.
Estoy seguro que este discapacitado puede enseñarme muchas cosas.
Está capacitado para enfrentar la realidad, para positivizar la tragedia, para hacerse cargo de su ceguera, que es hacerse cargo de su vida como le toca vivirla. A los videntes nos cuesta mucho.
Está capacitado para borrar la depresión, para creer en el futuro y apostar al esfuerzo con alegría... porque siento que además, es alegre.

Hoy se me renueva la fe en las personas; hoy creo un poco más en el prodigio de la esperanza.
Te saludo Eduardo Bassini y espero conocerte. Los hombres como vos, hacen fulgurar la humanidad y nos recuerdan que estamos hechos de una materia celestial. Guardaré la hoja de EL ARGENTINO para “mirarla” de vez en cuando, en esos días en que me levanto quejoso y nada me alcanza.



miércoles, 25 de mayo de 2011

Complejo Museográfico "Enrique Udaondo"

Historia del Museo

Hay lugares que conservan voces, nombres, huellas, raíces, sucesos de ese ayer que explica nuestro presente. Y Luján no solo tiene el privilegio de ser la "Capital Nacional de la Fe" sino también de la Historia. Y no porque hayan sucedido todos los hechos históricos más trascendentes aunque los hubo, sino, porque tiene lugar el Complejo Museográfico más importante del país y uno de los más grandes de América.
El Museo comenzó a cobrar vida a partir de los dos edificios más antiguos que se conservan en la Provincia de Buenos Aires: el Cabildo y la Casa del Virrey, los que en 1942 fueron declarados Monumentos Históricos Nacionales, por el Poder Ejecutivo Nacional.

Sobre la Construcción del Cabildo

La historia del Cabildo empieza en 1755, cuando por gestiones de don Juan de Lezica y Torrezuri, el pago y parroquia de Luján adquieren la categoría de Villa, la que le confería el derecho a poseer un Cabildo, Justicia y Regimiento. Desde entonces, la "Villa de Nuestra Señora de Luján'' fue creciendo en importancia institucional y a los pocos años (1770) se comenzaron las obras de la Casa Cabildo y Cárcel. En 1772 se reanudan los trabajos y luego se interrumpieron nuevamente por falta de medios. Largo y dificultoso fue el período hasta lograr la finalización de la obra. En 1788, el maestro mayor don Pedro Preciado, alarife de la ciudad de Buenos Aires, fue enviado a la Villa, para constatar el estado de la construcción, y en 1796 José Luis Gamboa, vecino de Luján, presentó ante las autoridades del Cabildo una Propuesta para continuar las obras, trabajo que logró, por ser el único postulante para esta labor. El pliego de condiciones establecía que en abril de 1797 el edificio debía estar terminado. Gamboa logró cumplir en tiempo y en forma al final del siglo XVIII.

A Punto de Ser Demolido

En 1821, por Decreto de Bemardino Rivadavia fueron suprimidos los cabildos, y por lo tanto, el de Luján fue destinado a sede del Juzgado de Paz y a partir de 1856 cuando fue creada la Corporación Municipal funcionó allí el ayuntamiento lujanense hasta 1910, año en que se trasladó a su actual edificio, y tiempo después, con fecha 26 de octubre de 1886 el Municipio solicita colaboración al gobierno provincial con el objeto de atender el serio deterioro que presentaba la construcción, pero las autoridades respondieron aconsejando no llevar a cabo estos trabajos pues el "edificio es ya muy viejo". El transcurrir de los años fue haciendo que la histórica casa Capitular comenzara a transitar por el camino de una inminente demolición, hasta que en 1917 Don Domingo Fernández Beschtedt, comisionado municipal de Luján, promovió el apoyo de la comunidad e interesó al interventor de la Provincia de Buenos Aires, Don José Luis Cantilo para que el histórico Cabildo no se demoliera y fuera destinado a museo. El 31 de diciembre de 1917 se decretó que el edificio del Cabildo de Luján fuera reservado para asiento del Museo Colonial e Histórico de la Provincia de Buenos Aires.

La Comisión Fundadora del Museo

En 1918 el Dr. Cantilo designó una Comisión Honoraria destinada a organizar el Museo. De ella, entre ellos: Angel de Estrada (h), Marcelino Herrera Vegas, Enrique Rodríguez Larreta, Enrique Udaondo, Martín Noel, Saturnino Unzué, Jose Marco Del Pont, José Naveira, Enrique Ruiz Guiñazú, Martín Pereyra Iraola, José Viedma, Angel Gallardo, Manuel Güiraldes, Enrique Peña, Julio Sánchez Viamonte, José M. de Achával, Héctor Coho, Alejandro Madero, Rafael Obligado, Martín y Carlos de Alzaga, Carlos Pueyrredón, Severo Pizarro Almagro, Arturo Díaz y Federico Leloir entre otros.

Ante la negativa de Fernández Beschtedt de presidir la Comisión, el 18 de abril de 1918 la misma quedó
constituida de la siguiente manera: Presidente: Enrique Rodríguez Larreta; Vice presidente: Marcelino Barrera Vegas; Vice presidente 1º: Nereo Crovetto; Secretario: Martín Noel: Pro Secretario: Enrique Udaondo; Tesorero: Telésforo Ubios; Delegado en Luján: Domingo Fernández Beschtedt.


Incorporación de la Casa del Virrey

Comenzados pues los trabajos organizativos, Fernández Beschtedt y Martín NoeI plantearon la necesidad de incorporar al Museo a la llamada Casa del Virrey, no solo por la antigüedad del edificio (contemporáneo al Cabildo) sino porque además en la Casa había estado el Virrey Sobremonte de paso en 1806, cuando trasladaban a Córdoba los caudales, para salvarlos de los invasores ingleses. En dicha casa, había funcionado el Real Estanco de Tabacos, luego fue habitada por el Dr. Francisco Javier Muñiz, perteneció al Círculo Católico de Obreros y fue sede de la imprenta de periódico "La Verdad". Este planteo halló buena respuesta del Gobierno provincial, ya que el 20 de abril de 1918 autorizó, la compra de dicha casa, más lotes linderos al Cabildo en la calle Lezica y Torrezuri y dos más sobre la calle San Martín.

Histórica Inauguración

El 28 de abril de 1918 quedó oficialmente habilitada esta Institución, pero fue el 12 de octubre de 1923 cuando en medio de una inolvidable fiesta popular que contó con la participación de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, abrió por primera vez, sus puertas al público, con cinco salas iniciales: Prisioneros, Invasiones Inglesas, Don Muñíz, Juan M. de Rosas, Independencia y la Sala Capitular.

Don Enrique Udaondo, designado director del Museo Colonial e Histórico de la Pcia. De Bs.As. el 2 de junio de 1923 cargo que desempeñó ad honorem hasta el momento de su muerte, expresó en aquella oportunidad: "Este estabIecimiento será un homenaje permanente de consideración a los hombres del Pasado, cuya memoria conviene tener presente en un país nuevo como el nuestro, por las enseñanzas que perpetúan y un digno complemento de la escuela, y ha de contribuir a robustecer el espíritu nacional tan debilitado en todas nuestras clases sociales..."
Comenzaba entonces una nueva etapa guiada por quien con justicia fue llamado "el padre del Museo". Dueño de una personalidad humilde, tesonera y desinteresada, fue Udaondo un eximio investigador que marcó rumbos decisivos en la museología nacional.

El Comienzo del Crecimiento

Si bien don Enrique Udaondo fue la persona que más esfuerzos dedicó a esta ciclópea misión de hacer un museo modelo de la nada, no sería justo olvidar nombres que colaboraron con este hombre de excepción, aportando colecciones, dinero y trabajo estimulante. Por ejemplo: Victoria Aguirre, las señoritas Udaondo, Mercedes Guerrico de Bunge, Gustavo Muñíz Barreto, Delfina Mitre de Drago y Enrique Peña, entre otros.

En noviembre de 1925, Udaondo compró un terreno lindante al Cabildo con el fin de unir dicho edificio con la Casa del Virrey, y en 1928 el Gobierno provincial adquirió la propiedad de la esquina de las calles San Martín y Gral. Pintos (hoy Lezica y Torrezui). En 1930 Udaondo adquirió la propiedad lindera a la anterior y la donó al gobierno de la Provincia. Al año siguiente fue aceptada la propuesta de adquirir el solar del Sr. José Rivas, unido al lote anterior, y la propiedad de la esquina de Lavalle y L. Y Torrezuri, también fue donada al Gobierno Provincial.
La Cámara de Diputados, no pudiendo permanecer indiferente al esfuerzo que en Luján se realizaba a fin de enriquecer el Patrimonio museográfico, en 1939 concedió un subsidio y en 1941 se compró una propiedad sobre Lezica y Torrezuri, cuya antigíiedad se consideró de 1760.


Obras, y más Obras

Gracias al tesonero y ejemplar trabajo de Udaondo, desde 1924 se realizaron numerosas construcciones que fueron dando una nueva fisonomía al Museo. En ese mismo año, respetando el mismo estilo arquitectónico se erigió un salón en el terreno existente entre el Cabildo y la Casa del Virrey, destinado a Sala Independencia.

En 1925 se construyeron los pabellones que se destinaron a las salas: Rosas, Lavalle, Lezica, Barreto, galerías, zaguán, modas y comodidades para el visitante, etc.; obras costeadas por su Director en terrenos donados también por él. La Administración General de Ferrocarriles se hizo cargo de la construcción del Pabellón donde se exhibió la histórica locomotora "La Porteña".

En 1926 por iniciativa de la señora Sara Berraondo de Ogando y con dinero aportado por ella se levantó el pabellón donde fue montada la sala Belén, donde se exhibió "El pesebre Ogando Pirán". También en ese año con fondos aportados por Udaondo se logró levantar el primer pabellón de Transportes. También fue el Director quien de su propio peculio costeó en 1931 el 25% del pabellón Balcarce, mientras que el resto lo aportó la señora Lola Balcarce.

Gracias al aporte de don Felipe Bunge, en 1932 se levantó la Capilla, reconstrucción de la capilla del bañado de Salta, realizada para guardar el retablo jesuítico de 1760, ante el cual en 1813 Belgrano escuchó la Santa Misa antes de la Batalla de Salta. En ese mismo año, también gracias al dinero aportado por Udaondo,se inauguró la estatua de Lezica y Torrezuri, se pusieron en exhibición cuadros de mayólicas que representan el "Escudo de la Ciudad de Buenos Aires", la "Llegada de Colón a América", la "Fundación de Buenos Aires", las estatuas de las cuatro estaciones del año, y el arco para colocar la campana de la Catedral de Buenos Aires.
En silencio, como le gustaba a Udaondo, las obras continuaron sin detenerse. En 1945 se terminó la planta baja de lo que hoy es el Area 1 y ya se habían comenzado las tareas de construcción del actual Museo de Transportes.

Un Patrimonio que Crece

Los avances de las obras eran acompañados por el crecimiento de las colecciones que se iban incorporando al patrimonio del Museo: Muebles, Platería, condecoraciones, armas, uniformes, obras de arte, libros, documentos, carruajes, etc. Colaboraciones estas en las que se deben destacar los nombres de Victoria Aguirre, Adelina del Carril de Güiraldes, Juan Terrero, Elisa Peña, los legados de la sucesión del Gral. José Garmendia, Francisco Trelles, Adelina Argerich, Eduardo Lezica, entre otros.

En el año 1942 los herederos de Don Agustín Gnecco trasladaron desde San Juan las piezas que conformaban el Museo Gnecco , para el cual Udaondo hizo construir con su dinero en 1946 un Pabellón, Area 111) en terrenos fiscales frente a la Avda. Ntra. Sra. De Luján, entre 25 de mayo, Alte Brown y L. Y Torrezuri. En ese mismo año en los terrenos citados se construyó el pabellón dedicado al Gral. Belgrano, costeado por la Comisión Nacional de Homenaje al creador de nuestra bandera.

El mejor nombre para esta gran obra

El 6 de junio de 1962, falleció quien fuera durante cuarenta años el director ad honorem y principal benefactor del Museo: Don Enrique Udaondo. Un vecino de Luján el Sr. Julio Cuevas, movilizó a las instituciones y fuerzas vivas locales para que apoyaran un petitorio que se elevaría al Interventor provincial para que el nombre de Udaondo le fuera impuesto a nuestro Museo. Este merecido reconocimiento se concretó cuando el 3 de octubre de 1962 se estableció que la Institución fuera el Museo Colonial e Histórico de Luján "Enrique Udaondo", y en 1973, por resolución del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, recibió la actual denominación de Complejo Museográfico "Enrique Udaondo".


http://www.lujanargentina.com/html/thmuseo.htm



domingo, 22 de mayo de 2011

Peligro escuela: ¿qué hacemos?


Los casos de violencia escolar se multiplican. ¿Cómo se explica este fenómeno? ¿Cuál es el origen de la conducta agresiva de los chicos? ¿Qué pueden hacer los docentes y las autoridades? MDZ aborda los diversos aspectos de este complejo y preocupante tema.


La docente Mariana Caroglio, la psicóloga Graciela Volman y la mamá Lidia Morales junto a las periodistas de MDZ.

Como en las calles, la violencia está ganando importantes espacios en el ámbito de la escuela, tanto primaria como secundaria. Todos los días nos enteramos de casos de agresión física o verbal entre los mismos alumnos, o de éstos hacia docentes y directivos. A ello, se suman los ataques de los propios padres que, cuestionados por las autoridades escolares, increpan a los responsables de la educación de sus hijos y justifican la violencia con más actos de violencia.

De ahí, la creciente alarma de toda la comunidad. De los padres que envían a sus hijos a la escuela no sin cierta inquietud por la posibilidad de que éstos sean agredidos; de los maestros que muchas veces no pueden lidiar con los alumnos ante actos de violencia física y verbal entre los cuales la clase se les escurre y el acto pedagógico queda completamente disuelto; de las autoridades de los establecimientos educativos que carecen de las herramientas adecuadas para resolver estas situaciones o si las tienen se ven desbordados por ellas.

Y por supuesto, de los chicos. Muchos de ellos van a la escuela con miedo; otros, van a la escuela a replicar, sin saberlo, distintos tipos de agresiones que viven en su familia o en su barrio.

Todo parece una enorme trampa difícil de resolver. El tema de la violencia en la escuela es complejo y depende de un amplio abanico de situaciones extraescolares. De allí que este informe no pretende ser exhaustivo, sino una mirada que nos permita comenzar a abordar esta problemática que está impidiendo, u obstaculizando seriamente, el proceso enseñanza-aprendizaje.

Hace unos días publicamos una nota en que la que un docente exasperado ante la violencia en el aula, decía respecto de sus alumnos: “Si hablo, no me escuchan; si grito, me gritan todos juntos; si me enojo, se cagan de la risa; si les pido que reflexionen, se cagan de la risa; si los acuso con la autoridad escolar, se cagan de la risa; si llamo a sus padres, ellos y sus padres, en el mejor de los casos, se cagan de la risa; sus padres no vienen y, si lo hacen, corre riesgo mi salud física por la calentura que traen”.


La psicóloga Graciela Volman explica qué es la violencia escolar.

Violencia social, no violencia escolar

Para abordar el tema, MDZ invitó a la reconocida psicóloga y profesora universitaria Graciela Volman; a la docente Mariana Caroglio, actualmente Directora de Educación de la Municipalidad de Godoy Cruz y a Lidia Morales, mamá de Alejandro, un chico que fue víctima de bullying. (Ver nota aparte).

“La violencia escolar es el resultado de una serie de violencias sociales y se la suele rotular como violencia escolar, como si la escuela la produjera, cuando en realidad no es así. Además, cuando se habla de este tema me mezclan una enorme diversidad de casos, desde cuando los chicos se empujan o tienen actitudes disruptivas en la clase hasta situaciones graves como golpizas que pueden llevar a la muerte a un compañero o agresiones con armas a un compañero o a un docente. Todo esto no se debe poner en la misma bolsa”, explica Graciela Volman.

Para la psicóloga, “cuando se habla de violencia escolar hay que pensar que la violencia no sólo ocurre en la escuela. Vivimos en una sociedad en la que hay constantes episodios de violencia generalizada”.

Volman asegura que “también hay cambios en las formas de la violencia. A partir de los ´80, y fundamentalmente, en los ´90, las instituciones disciplinarias se fueron replegando y eso generó una ruptura de lo que se llama el lazo social. Fue el paso lento de la idea de que “el otro me importa” a que “el otro no me importa nada”. Esa ruptura del lazo social es el punto de partida para explicar los episodios de violencia en las escuelas, en la cancha, en los recitales, en el tránsito, en todo”.

En este sentido, la especialista asevera que “no hay una lectura de patologías individuales, salvo contadas excepciones, sino que es un problema social”.

Interrogada sobre cuáles son los ingredientes que se mezclan haya que se produzca un acto de violencia en la escuela, a psicóloga ofrece un interesante enfoque que merece ser meditado.

“Hay muchos marcos teóricos para explicar esto. El que más me ha lo ha explicado a mí es el que formulan Ignacio Lewkowike y Cristina Correa”, señala Volman. “Para ellos la escuela es un producto de la modernidad, por lo tanto la escuela es una institución disciplinaria ya que en la modernidad el Estado cumplía un rol regulador produciendo ciudadanos a través de distintas instituciones, como la familia, la escuela, el trabajo, entre otros. En este encadenamiento institucional había un código compartido: el niño que llegaba a la escuela poseía algunas reglas y aprendizajes que le servían para adaptarse, para habitar, a cualquier institución. Esta lógica, a la que llaman lógica del Estado Nación, se desmorona en los años ´90 y comienza a ser reemplazada por la lógica del mercado y del neoliberalismo que empiezan a regular las relaciones personales”.

La especialista argumenta que “en la modernidad el respeto del lazo social implicaba el respetar una ley que estaba por encima de todos nosotros. En la posmodernidad el lugar de la ley desaparece y aparece la del mercado. El mercado no articula simbólicamente, no asegura el encuentro con el prójimo. El prójimo deja de serlo para empezar a ser el próximo. La propuesta es que habría que volver a instituir las instituciones, poner reglas y respetar esas reglas”.

Para Volman todo está relacionado con los fenómenos de exclusión social. “Por ejemplo, vemos que los gobiernos salen a `rescatar´ bancos. ¿Cuándo hemos escuchado que los gobiernos hablen de `rescatar´apersonas con sida, con desnutrición o con discapacidad? Sin embargo, el mercado rápidamente se impone en el discurso. Esto también es violencia, una violencia simbólica de la cual todos somos víctimas”.

Violencia en las escuelas, un problema global

Mariana Caroglio relata que “hace muy poco se realizó en Mendoza un encuentro internacional de violencia en la escuela y vimos que estos parámetros se repiten en países de todo el mundo. Es un fenómeno global y la crisis de la institución escolar se observa como crisis global. Los especialistas internacionales contaban casos que se producían en sus países eran semejantes a los que tenemos en Argentina y en Mendoza. Es una problemática muy profunda que está presente y se está profundizando en todo el mundo”.

Para la Directora de Educación de la Municipalidad de Godoy Cruz, “los actos de violencia más graves en Mendoza son los incendios en las escuelas. Además, están los casos de destrozos de las instalaciones por los mismos alumnos. Tenemos hechos aislados de violencia en contra de los docentes y directivos, incluso con armas blancas”.

“Esto llama la atención porque la escuela ha perdido ese rol de institución a la que se le debía respeto. Creo que la escuela hay que rescatarla de esa situación tan grave porque lo peor es que los directivos no tienen a quién recurrir ni para poder ayudar a estos chicos que vienen de un entorno de violencia”, apunta Caroglio.

En un análisis más profundo, la docente destaca que “los chicos que ejecutan estos actos vienen de un entorno de violencia y repiten los códigos que tienen en su familia o en sus barrios, de maltrato verbal y físico, y los trasladan a la escuela. Es decir, repiten los modelos que tienen y la escuela no se respeta como institución”.

Y agrega que “esto no sólo lo hacen los chicos, sino también los padres. No son infrecuentes los casos en que dos padres se pelean en la escuela a golpes de puño y que terminan sacando armas en la misma escuela. ¿Cómo se les explica a los chicos que no deben recurrir a la violencia cuando están viendo que en la misma escuela sucede un hecho de esa naturaleza? ¿Cómo se le enseña que tienen que respetar a la escuela cuando ni siquiera sus padres la respetan?”

Alumnos y docentes: ¿víctimas de la situación socioeconómica?

“Antes en un aula había un niño con actitudes violentas. Hoy se ha multiplicado el número de niños violentos, cuatro o cinco chicos por aula, lo que hace que los maestros o profesores no puedan dar clase. Además tampoco hay una respuesta por parte del Gobierno de la provincia en este tema, ya que la Dirección de Orientación y Apoyo Pedagógico y Comunitario ya no contiene a nadie. Los directivos no saben a dónde acudir. Los directivos y docentes se aguantan insultos y golpes tratando de sobrellevarlo y tratando de hacer su trabajo en una situación caótica”, dispara Caroglio.

Volman agrega a estos conceptos que “los directivos tienen conciencia de que si judicializan un caso, por ejemplo, el de un chico que llevó armas a las escuela, tampoco sirve porque no se está teniendo en cuenta todos los factores que lo llevaron a esta situación. Detrás de esto hay un grave problema social y judicializar a un chico no es ni la solución ni la respuesta al problema”.

“Vemos que el maestro no puede manejar esas aulas donde hay tantos chicos violentos que violentan a los demás y que además, no tiene contención de los organismos que deberían ayudar a ese niño que seguramente es el producto de una familia violenta”, subraya la funcionaria.

Y con gran preocupación se pregunta. “¿Cómo hacemos para contener a esos chicos, para recuperarlos? El DOAPC es un área de la Dirección General de Escuelas que antes se encargaba de los niños con problemas, ya fueran éstos de orden pedagógico o psicológico. Este organismo ha ido desapareciendo progresivamente y ya prácticamente no existe. Entonces, los directivos y maestros están solos”. (Ver nota aparte)

Ambas profesionales coinciden en la descripción de la misma realidad, semejante en sus resultados a la que relataba el maestro de nuestra nota anterior: la de que si el maestro detecta un problema de violencia y le solicita a los padres que vayan con su hijo a un centro de salud cercano para que lo vea un psicólogo, no van.

Esto ocurre porque los padres no pueden concurrir por sus trabajos, porque no tienen dinero, porque tienen muchos otros problemas urgentes que resolver, incluidos los concretos de enfermedad de alguno de sus otros hijos o porque no les interesa el tema y suponen que todo está bien con su hijo, que es normal que haga lo que hace.

Ante estas situaciones sociales tan graves y complejas, que exceden lo estrictamente escolar, Volman y Caroglio señalan que lo indicado sería dar atención psicológica a los chicos en la misma escuela, pero destacan que sólo hay aproximadamente uno cada diez establecimientos educativos que cuentan con este tipo de apoyo para los alumnos y que debido la enorme cantidad de chicos que deben atender, los profesionales sólo pueden realizar el psicodiagnóstico del alumno, hablar, o tratar de hablar, con los padres, y recomendar el tratamiento a seguir.

Como dijimos, el tema el vasto y complejo. Y mientras no tomemos conciencia de que la violencia escolar es sólo una de las múltiples manifestaciones de violencia que sufrimos los argentinos, los niños seguirán siendo las primeras víctimas. La segunda víctima es nuestro futuro.



Patricia Rodón y Viviana García Sotelo

http://www.mdzol.com/mdz/nota/297000-peligro-escuela-que-hacemos/




domingo, 15 de mayo de 2011

Con esclerosis múltiple pero sin barreras sociales

Las personas que padecen esta enfermedad neurológica crónica se encuentran muchas veces con problemas a la hora de conservar sus puestos de trabajo o conseguir uno nuevo pese a que la afección no suele alterar sus capacidades mentales. Asociaciones de todo el mundo realizarán una petición para que se eliminen este tipo de obstáculos y se garantice el acceso a trabajos dignos.

La prescripción es clara: "Los pacientes con esclerosis múltiple deberían seguir trabajando, en la medida que puedan", aseguró en una entrevista con La Prensa el doctor Edgardo Cristiano, jefe del servicio de Neurología y director del Centro de Esclerosis Múltiple del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Y es que si bien la esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica crónica, que afecta el sistema nervioso central, causando distintos grados de discapacidad física, la realidad es que quien la padece no siempre debe renunciar a la posibilidad de seguir trabajando o mantener las ocupaciones que tenía hasta el momento del diagnóstico.

Según explicó Cristiano, además de los tratamientos que permiten controlar o disminuir la discapacidad a largo plazo y reducir las recaídas, existen otras estrategias que permiten a quienes padecen EM tener mayor manejo de la enfermedad y por lo tanto una mejor calidad de vida.

"Un síntoma muy común en los pacientes con EM es la fatiga, entonces les enseñamos ciertas herramientas para ahorrar energía, tales como hacer descansos programados o poner espacio a sus actividades", ejemplificó el experto.

"Si un paciente tiene determinado impedimento motor, tratamos de que le sean asignadas tareas laborales que esa persona sí puede hacer. Lo importante es que el paciente esté ocupado", añadió.

Sin embargo, ese objetivo muchas veces no puede cumplirse porque el contexto laboral actual se muestra aún restringido para quienes conviven con una enfermedad crónica. En ese sentido, el jefe del servicio de Neurología del Hospital Italiano reconoció que en el país "hay una tendencia muy arraigada a jubilar a las personas que padecen alguna discapacidad".

Como contrapartida, Cristiano insistió en que mientras el paciente con EM tenga alguna capacidad -aunque sea la psicológica- debe aprovecharla y desarrollarla. "Nunca hay que bajar los brazos, es fundamental que siga siendo útil y se mantenga activo", destacó.

La premisa no sólo se basa en el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona que padece EM y disminuir el impacto que tiene la enfermedad a nivel personal, familiar y laboral sino que cobra especial significado porque los afectados son en su mayoría personas que se encuentran en plena edad productiva.

"El número de pacientes con EM no es muy grande -se estima que en la Argentina hay entre 6.000 y 8.000 personas que la padecen-, pero el impacto que tiene es muy fuerte porque es una enfermedad de los adultos jóvenes, que empieza habitualmente entre los 25 y 35 años", señaló Cristiano.

Estos motivos son los que han llevado a elegir "la inclusión laboral de las personas con EM" como tema central en las actividades previstas para el Día Mundial de la EM, que se celebra el último miércoles de mayo, desde 2009 en 67 países, por iniciativa de la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF, por sus siglas en inglés).

La MSIF, que reúne a todas las asociaciones de EM, labró una petición y una encuesta, cuyos resultados serán revelados en la reunión por el día mundial, para pedirles a gobernantes de todo el mundo que, junto a empleadores y otras personas, eliminen las barreras que impiden que las personas con enfermedades crónicas fluctuantes como la EM accedan a trabajos dignos.

EL FACTOR MIEDO

El temor a la reacción que tendrán los empleadores y la posibilidad de perder el trabajo son motivos que a menudo conducen al ocultamiento de la enfermedad.

Tal fue el caso de Alicia Tavernelli, quien fue diagnosticada con EM después de haber ido de un traumatólogo a otro durante siete años en busca de la causa de un persistente dolor en la cadera.

Por entonces, Alicia tenía 56 años y tardó seis meses en "animarse" a hablar de su enfermedad en la empresa de seguros donde había trabajado los últimos 15 años.

"Tenía temor de decirlo... me costó un poco porque uno nunca sabe cómo lo pueden tomar", recordó, para luego contar aliviada: "Pero no hubo ningún problema, inclusive me preguntaron por qué no lo había dicho antes para no tener que aguantarme todo sola".

Por supuesto, la EM obligó a Alicia a encarar sus tareas diarias de un modo distinto, lo cual no interfirió con el cumplimiento de sus funciones como empleada administrativa de la aseguradora. "Antes tenía un poco más de movimiento que el actual; salía a ver clientes o trataba de solucionar temas saliendo. Ahora ya no, me manejo más por teléfono o vía mail. Por suerte, a nivel mental seguí bien", comentó.

"La inserción laboral pese a la enfermedad es muy importante -añadió Alicia- porque uno se siente útil; no está en su casa, sentado, con la cabeza trabajando y pensando en cosas sin sentido".

Su experiencia hace que al momento de transmitir un consejo a quien ha sido diagnosticado con EM, Alicia destaque la importancia de "informarse bien". En ese sentido, hizo hincapié en la ayuda que representan para los pacientes las organizaciones como Esclerosis Múltiple Argentina (EMA), donde ella encontró asesoramiento y contención. "Es muy importante la contención en un momento así; en EMA nos ayudamos entre todos porque uno ve que a la otra gente le pasa lo mismo, sale adelante y puede seguir haciendo cosas", concluyó.

VIVIR LO MEJOR

La incertidumbre de no saber cuál es el problema cuando el organismo manifiesta síntomas que demuestran que algo no anda bien es otro de los escollos que deben enfrentar muchas de las personas que padecen EM.
Hernán Piñeyro, de 44 años, empezó a advertir los primeros signos en 1985.

"Estaba cansado sin saber qué me pasaba, a veces sentía adormecimiento en las piernas, o me acostaba boca arriba en la cama y me mareada, pero iba al médico, que me daba un medicamento, y se me pasaba", rememoró.

Recién en 1993 cuando sufrió alteraciones en la visión, Hernán se preocupó más por su salud. "Tenía neuritis óptica -explicó-, es decir que veía como cuando el televisor está sin brillo, sin contraste, y además me dolía la cabeza cuando miraba por los extremos de los ojos".

Luego de visitar a un médico clínico, más tarde a un oftalmólogo, y realizarse numerosos estudios, fue derivado finalmente a un neurólogo quien le dio el diagnóstico de EM.

Según recordó, la enfermedad no complicó su situación laboral. "Era analista de sistemas a nivel terciario y había empezado a trabajar a los 20 años en un estudio en el centro. Como la enfermedad no se notaba, pero tenía muy buena relación con mi jefe, le comentaba sobre lo que me pasaba como amigo y nunca tuve ningún problema", aseguró.

Fue así que Hernán continuó trabajando hasta 2005, cuando algunos aspectos de la EM complicaron su desempeño.

Tras convivir 20 años con la afección, sugiere a quienes le han diagnosticado lo mismo que es importante tener en cuenta: "No es tan grave como parece".

"Cómo se llevará adelante, depende de cada uno. Yo dije: tengo esclerosis múltiple, no elegí tener esta enfermedad, pero ya la tengo y voy a tratar de vivir lo mejor posible", confesó. "Hoy por hoy tengo cierta independencia, me levanto, me baño, me acuesto, me puedo mover más o menos solo y eso es gratificante para mí", finalizó.


Por Agustina Sucri. http://www.laprensa.com.ar/CienciaSalud/375170-Con-esclerosis-multiple-pero-sin-barreras-sociales.note.aspx





domingo, 8 de mayo de 2011

Más de mil jóvenes, tras una fuente de inspiración


Escucharon las historias de referentes en distintas disciplinas


Uno de los expositores que más curiosidad causaron fue el brasileño Sidarta Ribeiro, investigador en neurociencia de los sueños, que trata de explicar qué le sucede al hombre cuando sueña. Biólogo, con una maestría en biofísica, un doctorado en neurociencia y un posdoctorado en neurofisiología, Ribeiro hizo hincapié en un concepto innovador. "Durante el sueño, uno reactiva o reverbera las memorias del pasado. Pero también -y esto es lo novedoso- uno utiliza el pasado para imaginar el futuro. Los jóvenes pueden ser cualquier cosa que se propongan. Deben, entre los miles de sueños que tengan, elegir uno. Los invito a que sueñen con la vida que quieren tener. Y es así de simple: la tendrán."

La escritora Claudia Piñeiro, autora de La viuda de los jueves , guionista de TV ( Resistiré ) y también contadora pública, compartió la angustia que padeció cuando debió elegir su carrera, cuando estaba terminando el secundario y la decisión posterior de abandonar una carrera exitosa. "Mi receta es un poco de talento, mucho esfuerzo y, en especial, un gran deseo; estar atenta a él y no tener miedo. Mi deseo por ser escritora era tan fuerte que lo logré."

Santiago Siri, de 27 años, emprendedor tecnológico, director de Popego, empresa de inteligencia artificial, apuesta al país. "Viajando, me di cuenta de que no hay ninguna salsa secreta ni en Japón ni en los Estados Unidos. El único camino es el trabajo perseverante y el esfuerzo para poder concretar esas ideas y hacerlas realidad. Hay que pensar proyectos grandes, ambiciosos, porque así serán los resultados."

Franco Botelli, de 20 años, estudiante de economía, asistió a TEDx Joven para encontrar estímulos e ideas de diversos referentes. "No sé qué voy a hacer dentro de cinco años. Depende de la suerte y de factores que no manejo. Me preocupan la situación coyuntural argentina, la inestabilidad económica, la poca seguridad jurídica y la crisis de valores. Hay que ir adaptándose al medio y sobrevivir como puedas."

Belén Carjuzaa, de 18 años, estudiante de ciencia política, quiere trabajar en una ONG, en temas sociales y derechos humanos. "Para ayudar a cambiar la realidad, no tanto para mí, sino para los demás."

En el encuentro, también participaron como oradores, entre otros, el rugbier Nicolás Pueta, que padece de una malformación congénita en una pierna, y Willy Pregliasco (físico forense). Y este año debutó otra atracción: TEDxLAB, con la presencia de robots, una cabina del futuro y un taller de testeo de videojuegos.

Laura Ventura: http://www.lanacion.com.ar/1371529-mas-de-mil-jovenes-tras-una-fuente-de-inspiracion

sábado, 7 de mayo de 2011

Ojos bien cerrados


La escritora argentina Gisela Antonuccio recorre el difícil camino de las personas con discapacidad visual para poder leer literatura. Del sistema Braille a los audiolibros, la trama oculta de un mercado.



SISTEMAS. Sólo el 15% de los discapacitados visuales leen en Braille. Hoy la tecnología permite la lectura en diversos soportes


Marta Traina abre los ojos. A su alrededor todo está oscuro. Aun cuando desde la cama siente el calor del sol que se filtra por la ventana. Tantea las pantuflas. Va hasta el baño. Tantea el dentífrico, ubica su cepillo y se lava los dientes. Va hasta la cocina. Lo hace con seguridad. Ya conoce el recorrido. Le prepara el desayuno a su hija. Daniela, que es vidente, está en su dormitorio terminando de vestirse para ir a la escuela. Marta busca en la heladera el queso blanco. El envase es similar al del dulce de leche. Busca la marca que hizo con una etiqueta magnética en Braille. Así anotó también el nombre de las dos cajas de igual tamaño y forma que guardó en la heladera: el ibuprofeno infantil y el antialérgico. Este último se lo tiene que dar a Dani con el desayuno. Ahora quisiera saber cuándo vence. Pero se tranquiliza. Sabe que anotó la fecha en un archivo de texto en la computadora.

Con la ceguera a cuestas, la mayoría de los no videntes busca llevar una vida lo más parecida a la de aquellos que sí ven; hacer las compras, viajar en colectivo, vestirse por sí solos, ir al cine, trabajar. Ese intento por una vida corriente incluye la lectura. Porque los ciegos pueden leer. No es la ceguera propia la que obstruye su deseo. Es la ajena.

Alguien juntó en el mismo lugar el shampoo y la crema de enjuague. Marta se acuerda de haberlos ubicado en estantes distintos. Ahora maldice su idea de haber comprado ambas cosas de la misma marca: los envases son iguales. Enjuaga el shampoo que se puso de nuevo, creyendo que era la crema. En un rato le pondrá una bandita elástica, para distinguirlo al día siguiente.

Unos 2,2 millones de personas discapacitadas se registraron en 2001, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDI), a partir del censo de ese año. De esa cifra, un 22% son discapacitados visuales. De esas, aproximadamente 317.000 personas, el 93% presenta baja visión y el 7% son ciegas, precisa Mariano Godachevich, vicepresidente de la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Amblíopes (FAICA). La relación, dice, es parecida a nivel mundial. “De los 161 millones de personas con discapacidad visual, unos 37.000 son ciegos. Además, para el 70% de esas personas se trata de una discapacidad visual previsible”. Así deja flotando la presunción de que muchos casos podrían ser tratables. Que ello ocurra depende de la posibilidad de contar con una cobertura médica que incluya el tratamiento, el acceso a la información que oriente sobre el cómo y dónde –y antes, la disponibilidad pública de esa información–, políticas de educación desde los gobiernos y la sociedad civil.

Para leer o para escribir, sólo el 15% de las personas con discapacidad visual emplea el sistema Braille, cuenta el vicepresidente de FAICA. “En los años 80 y 90 se usaban libros ampliados, pero hoy se apunta a que sea el usuario el que se adecue al libro, y no al revés”, dice Godachevich. Y explica que para ello se puede recurrir a diferentes tipos de ayudas ópticas (en general de fabricación importada). La más básica –una lupa–, “no todas las obras sociales la consideran como parte del tratamiento”.

Marta camina hacia la parada del colectivo que la dejará en la sede de Tiflonexos, la asociación civil sin fines de lucro creada en 2001 donde se gestiona Tiflolibros, la primera biblioteca en Internet para ciegos de habla hispana en América Latina. Ubicar la parada es fácil. Sabe que tiene que pasar un puesto flores y un farolito. Desde hace un tiempo también se guía por el arbusto pinchudo del bar que está unos metros antes: todos los días tropieza con esa planta instalada en la puerta, sobre la línea de edificación, allí en el espacio que debe quedar libre de macetas, carteles y obstáculos, porque así lo establece una ordenanza municipal.

“La gente cree que el espacio público no es de nadie, entonces les pertenece”, dice Marta. Como el kioskero de Boedo e Independencia. “Todos los veranos pone un toldo mugriento de lona que ocupa toda la vereda”, dice. Lo sabe por el olor y el polvo que le cae en la frente. “Cuando le sugerimos que lo levante un poco, para no peinarnos la cara, nos pregunta si no podemos pasar por otro lado. O a qué hora pasaríamos, así lo levanta”. Los ejemplos sobre la apropiación del espacio público atraviesan la rutina de Marta tanto como su ceguera; convive con ella hace diez años a causa de la diabetes. “Como cuando alguien estaciona el auto sobre la rampa de descenso a la calle, y voy con el carrito del bebé intentado bajar. El conductor suele decir ‘bueno, es un minutito, ya salgo’. ¿Cuál es el problema? Que en ese minutito yo estoy intentando usar la rampa para el uso que tiene, que es el de facilitar el descenso. Entonces, su minutito parece tener más valor que mi minutito”.

La tecnología permite hoy que las personas con discapacidad visual lean en soportes como archivos mp3 o programas lectores de pantalla. En tiempos del e-book, la web 2.0, teléfonos inteligentes y la proliferación de pc portátiles cabe pensar que un ciego puede ser un lector corriente, es decir universal, en grado de acceder a todos los libros editados y traducidos en cualquier punto del planeta. O al menos acercarse a la misma cantidad y modo en que podría hacerlo un lector vidente. Sin embargo no es así. En la Argentina, que un ciego pueda leer depende mucho de la voluntad de algunos sectores de la industria editorial.

Y si se trata de textos extranjeros además depende de la legislación de los gobiernos.

Por ejemplo, si a un estudiante ciego le encargan la lectura de un texto, precisa antes contar con éste en formato digital, para luego leerlo a través de su programa de lector de pantalla con voz. Si ese libro o texto de estudio no existe en el mercado editorial en Braille, el estudiante debe pedir al sello que lo editó que le proporcione el archivo digital. Existen editoriales que acceden de buena gana a ese pedido. Otras lo hacen con algunas resistencias, a las que hay que recordarles lo contemplado en las excepciones al derecho de autor que explicita la ley argentina de Propiedad Intelectual 11.723. En su artículo 36, detalla que deben ser puestas a disposición las obras para lectores con dificultades perceptivas, al entenderse que su distribución no tiene fines lucrativos. Si la suerte está del lado del usuario, logrará contar con el archivo digital con el suficiente tiempo para convertirlo en audio por el programa que disponga, leerlo y estudiarlo para la fecha que le fue solicitado. De lo contrario, estará en manos de la buena voluntad ajena, si consigue quien esté dispuesto a leer y grabarle el libro o apunte.

Si se trata de un texto extranjero, el lector no vidente deberá encomendarse a la suerte, para que ese libro haya sido editado en España, Portugal, Brasil, Paraguay, Panamá, Nicaragua, El Salvador o República Dominicana, con leyes similares a las de Argentina en lo que refiere a excepciones al derecho de autor. De lo contrario, no podrá leerlo.

En revertir esa situación está la Unión Latinoamericana de Ciegos, formada por más de 100 instituciones de ciegos de 19 países. Constituida en Mar del Plata en 1985, su principal batalla es la de lograr excepciones al copyright para libros para ciegos en 127 países y conseguir el intercambio de obras entre países. Pablo Lecuona, que trabaja en Tiflolibros, es el representante de la ULAC ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). En la última reunión, en noviembre de 2010 en Ginebra, reclamó de nuevo “la creación de un instrumento legal internacional vinculante” que busque resolver aquél problema. Algo que EE.UU.y países de Africa y de la Unión Europea rechazan, para proponer “soluciones voluntarias”, es decir un mecanismo de acuerdos entre países, con un sistema de intermediarios de confianza a la hora de gestionar la cesión de un libro. “Son propuestas –dice Lecuona– que se plantean desde el contexto de países ricos, que ya tienen estructuras y excepciones”.

El representante argentino de la ULAC ante la OMPI rechaza los argumentos de naciones que sostienen que la creación de intermediarios de confianza proveerá de mayor seguridad a la industria editorial de los países, temerosos de la piratería.

“En los once años de Tiflolibros, la seguridad la brindamos asegurando que los usuarios sean discapacitados para la lectura y que los libros no puedan descargarse por usuarios no registrados. ¿Ha crecido la piratería? Nosotros decimos que no”, dice Lecuona.

La próxima reunión de la OMPI será en junio próximo. Como el año pasado, Argentina contará con dos representantes, uno por la Cancillería y otro por la Dirección Nacional del Derecho de Autor, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. De esta última, quien lleva adelante la cuestión es su directora, doctora Graciela Peiretti, quien eludió sistemáticamente todo contacto a su despacho a lo largo de semanas, durante las que se quiso saber cuál sería la postura de la Argentina ante la OMPI, o si existiría al menos un pronunciamiento. La misma reticencia provino desde Cancillería, desde la secretaria Verónica López Gilli, de la Dirección de Negociaciones Económicas Multilaterales.

Marta llega a la parada del colectivo para ir a Tiflolibros, donde coordina el área de Comunicación, que establece vínculos con los cerca de 4 mil usuarios en 45 países de América, Asia y Europa y las 160 instituciones que a la vez distribuyen los libros a sus usuarios. Tiene que esperar, no sólo que venga su colectivo, sino que el chofer vea su bastón blanco, pare y le anuncie de qué línea es. O que alguno de los que están en la fila junto a ella lo haga. Marta cree que la gente a veces no se anima a acercarse a los ciegos, por temor a ser rechazados o porque considera que se manejan de forma autónoma. “Me pasó que me quisieron ayudar, para cruzar por ejemplo, y me cruzaron hacia el lado que no quería ir, porque la gente va apurada y no escucha”. La desazón es similar a la que le provoca saber de casos en que un editor ofrece resistencia en facilitar el formato digital de un libro. “El acceso a la información está por encima del derecho del autor o editor”, dice Marta, que cursó la carrera de Comunicación en la UBA.

A veces el editor de una editorial accede a enviar un texto, pero lo hace en formato de imagen, como .pdf, y no sirve, pues los lectores de pantalla “patinan”, y así un signo de interrogación puede ser interpretado por la voz sintética como un número.

La misión de Tiflonexos es la de favorecer el desarrollo de las personas con discapacidad visual a través del uso, adaptación y desarrollo de las nuevas tecnologías. Sus responsables son un grupo de personas ciegas que crearon Tiflolibros, una biblioteca de libros en archivos de computadora que las personas con discapacidad visual pueden leer a través de programas lectores de pantalla.

La principal actividad de Tiflonexos es su biblioteca exclusiva para ciegos en Internet, de acceso gratuito desde cualquier parte del mundo. La mayoría de sus 32 mil libros son de ficción. El crecimiento del catálogo, cuenta Marta Traina, acompaña y refleja la publicidad de la literatura. “Hay lectores de novedades así como de libros específicos, igual que en una librería”.

Los libros llegan primero en formato de texto. Un escáner toma la imagen del papel y la transfiere a la computadora. Luego un programa de OCR (Reconocimiento Optico de Caracteres), por medio de una voz robotizada reproducida por los parlantes de la PC, transmite la información que aparece visible en el monitor. Con esos programas se pueden utilizar todas las aplicaciones de Windows, y así cualquier texto digitalizado puede ser leído o escuchado por una persona con discapacidad visual en una computadora adaptada. Tiflolibros también brinda asistencia técnica y reparación de equipos informáticos para ciegos que alcanza a toda la región. Así costea su supervivencia, sostenida además con el aporte de fundaciones y empresas. También realizan impresiones Braille para organizaciones y particulares. En la actualidad, Tiflonexos produce la impresión en Braille de la facturación de Edenor y de la Dirección de Rentas de la Provincia de Buenos Aires. También hacen transcripciones y adaptaciones de cartas de restaurantes.

Además de personas en forma particular, acceden a Tiflolibros instituciones, que acercan los libros a personas ciegas que no pueden acceder por sus propios medios y utilizan los archivos digitales para imprimirlos en sistema Braille. Entre éstas a la Biblioteca del Congreso, la Biblioteca para Ciegos del Municipio de Loja, Ecuador, y las escuelas para ciegos del interior del país.

Tiflolibros se nutre de libros escaneados por los propios usuarios o en la sede, obras cedidas ya en soporte digital por editoriales y autores, y textos que voluntarios con vista tipean y corrigen. Desde su creación en septiembre de 2005, el servicio se expandió en alemán, con 6.949 títulos, y actualmente lo utilizan 240 usuarios de Alemania, Austria, Holanda, Dinamarca, India y Suiza.

Marta sube al colectivo. Alguien le da el asiento.

Piensa en Dani, en llegar temprano para ayudarla a hacer la tarea.

Debe estar cerca, pero se distrajo. Pregunta a la persona que tiene al lado: “¿Me decís a qué altura estamos?”. El hombre responde: “No sé, no soy de acá”. “Caramba –piensa– donde este señor vive no conocen los números”. Se acerca al conductor, que le indica su parada. Desciende. Camina unos pasos y escucha su reloj. Todavía es temprano.

Entra a un bar. En general se acerca un mozo, que ayuda a ubicar una mesa. Pide café con leche y medialunas. Para desayunar no necesita un menú. Otras veces no es tan fácil. No todos los bares cuentan con cartas en Braille, aunque deberían tener una; así lo establece una ley de la ciudad. También está el problema de no saber dónde está el mozo, ya sea para hacer el pedido o pedir la cuenta. Hay opciones, si no se tienen problemas de timidez: “Hacer percusión con la cucharita, levantar la mano, como en el colegio, chiflar hacia un lado y hacia el otro”, enumera. Pero prefiere esperar. No haría lo que su amigo: “Como tardaban demasiado en volver a su mesa y necesitaba irse, un amigo llamó desde su celular a la pizzería en la que estaba. Avisó que estaba en el salón y que necesitaba un mozo”.

Existen otros modos para un usuario ciego de acceder a un libro adaptado. El principal fue, desde su creación en 1941, la Editora Nacional Braille, única imprenta oficial para ciegos y disminuidos visuales, donde sus voluntarios –la mayoría ciegos o con disminución visual– se encargan de copiar libros, leyes y folletos y de transcribir textos para el centenar de escuelas especiales que hay en el país. El acceso es gratis.

Hasta hace una década, la Editora contaba con serios problemas edilicios en su sede original de la calle Hipólito Yrigoyen, hasta su mudanza en 2002 al actual edificio en la calle Juncal, luego de que se desmoronó un trozo de cielorraso sobre un empleado. Por entonces también disponía cada vez de menos personal especializado para la transcripción y adaptación de libros. Hoy su situación es una incógnita: para entrevistar a un dependiente es necesario solicitarlo por escrito ante la Secretaría del Menor y la Familia de la Nación, de quien depende. Uno de sus responsables del área de Comunicación, Gustavo Vera, denegó ese pedido a esta cronista.

Sobre los recursos humanos y técnicos de los que dispone la Editora, algo se puede inferir a partir de una consulta: si un usuario ciego acerca un texto escolar para su adaptación, la imprenta no puede garantizar tiempos de entrega.

Existen otras formas de obtener un libro en Braille, una preciada versión, si se piensa que la encuadernación necesariamente es más ancha, su papel tiene un gramaje mayor a la de un texto convencional y que exige un cuidado superior a cualquier otro volumen: es impensable apoyar algo encima, pues se correría el riesgo de que el peso atente contra el relieve de la hoja.

Una posibilidad es recurrir a la Biblioteca Argentina para Ciegos. Si se trata de contar con la propia adaptación de un texto también se puede acudir a un centro de copiado. El Centro de copistas Santa Rosa de Lima transcribe textos y apuntes. Integrada por voluntarios, la asociación civil sin fines de lucro cuenta con la ventaja de que apunta a cumplir con las necesidades de plazos de entrega del usuario. “Sobre todo si es un estudiante. Nos auto-obligamos a llegar”, dice Martha Zunino, una de las coordinadoras.

Unas quince personas trabajan con computadoras, escáneres y tres impresoras Braille. Muchos de ellos son bilingües, lo que además permite obtener traducciones en inglés, italiano o portugués. El centro de copistas sobrevive gracias a las donaciones, cuenta Zunino. Otra de las formas de subsistencia –las transcripciones a estudiantes se cobran al costo, dice– son las impresiones que les encargan empresas o instituciones. El servicio incluye envíos al interior del país. Lo hacen a través de Cecograma, el estampillado gratuito de Correo Argentino.

Marta llegó temprano. Dani no tenía tarea. Merendaron juntas. No hizo falta que jugara a las adivinanzas con los envases de yogurth (“el de frutilla es igual al de vainilla”). Dani preparó todo. Después se fue a jugar. Su marido, también ciego, llegó antes y cenaron temprano. Después de lavar los platos, Marta se fue al living a escuchar música. Se habían despegado la mayoría de las etiquetas con Braille que había puesto en las tapas de los discos. Cambió música por lectura en la cama. Buscó su mp3 en la mesa de luz. Su dedo escogió veloz entre los archivos. A ver por qué tanto ruido con esta saga, se dijo, y pulsó play. La voz robotizada comenzó a relatar: “Hacía mucho tiempo que había desistido de todo intento de soltarse. Estaba despierta pero con los ojos cerrados. Si los abriera sólo vería la oscuridad...”.


http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/no-ficcion/Antonuccio-discapacitados-literatura-Braille_0_475752653.html