sábado, 19 de marzo de 2011

Michele Petit: "La lectura construye a las personas, repara, pero no siempre es un placer"

La socióloga francesa dijo: "La lectura es un derecho vital como el agua".

El discurso sobre la lectura como un placer es complicado porque nació en reacción a otro que quizás era aún peor, el discurso de la obligación.

En medios en los cuales leer no siempre es un placer, ­porque es difícil, porque existen obstáculos como el alejamiento geográfico, dificultades económicas y prohibicione
s culturales, o porque quizás la cultura escrita no estuvo presente­, la persona que no lo experimenta puede sentirse aún más excluida. En esas situaciones desfavorables, muchos logran leer gracias a los mediadores, al acompañamiento cálido de algún facilitador con gusto por los libros, que logra hacer deseable su apropiación".

Reflexiva y polémica, con una trayectoria de 17 años
en la investigación sobre la lectura, la socióloga y antropóloga francesa,
Michele Petit, estuvo en la Argentina en el 2008, cuando presentó su libro "El arte de lectura en tiempos de crisis" (editado por Océano) y dialogó con Clarín.



-Descartada la imposición de la lectura y el 'deber' de sentir placer, ¿qué tipo de acercamiento sugiere?


-La lectura es un arte que más que enseñarse se transmite en un cara a cara. Para que un niño se convierta en lector es importante la familiaridad física precoz con los libros, la posibilidad de manipularlos para que no lleguen a investirse de poder y provoquen temor. Lo más común es que alguien se vuelva lector porque vio a su madre o padre con la nariz metida en los libros, porque oyó leer historias, o porque las obras que había en casa eran temas de conversación. La importancia de ver a los adultos leyendo con pasión está en los relatos de los lectores.

-¿Y en hogares donde no pasa?

-Ahí es donde debe actuar el mediador cultural porque, para que se transmita eventualmente el deseo de apropiarse de la cultura escrita, es clave la relación que cada uno tiene con la propia historia de lecturas, los momentos felices y los dificultosos, todo eso actúa inconscientemente cuando somos mediadores de un libro frente a un docente o un niño. He trabajado en medios rurales o barrios marginales, donde la cultura escrita no es algo dado.

Allí, la gente dejaba en claro que hablaba de placer, había podido tener un acercamiento a la lectura, les había ayudado a construirse a sí mismos, su subjetividad o a reconstruirse en la adversidad.


Es necesario multiplicar las oportunidades de encuentro y no sólo en el ambiente del aula ­porque funciona la idea de la obligación de aprender­ sino en otros como las bibliotecas, escolares y públicas.


-En una clase, ¿cómo funciona la relación del maestro con la lectura?

-Si el corazón no está, eso sentirá el niño. No se puede ocultar.

Es importante que cada mediador se tome el tiempo de pensar en la propia historia con los libros.

Porque se puede enviar un mensaje en pro de la lectura y debajo de eso, y sin que la persona se dé cuenta, existe otro, que revela la verdadera relación, profunda, a veces mucho más complicada.


-¿Es lo que prevalece?

-Claro, de inconsciente a inconsciente. Si el deseo no está allí, el niño lo entenderá. O si el padre lee porque 'tú también debes hacerlo', si pasa por ser una faena austera, un deber a cumplir, lo siente.

-¿Cómo describiría la relación de los lectores con la lectura?

-En general es una relación ambivalente. Épocas en las que uno se sumerge y otras en las que cuesta mucho leer. En algunos ambientes, el hecho de aislarse está mal visto, es una grosería. Al lector a veces se le tilda de egoísta, algo muy frecuente y muy actuante.
No se trata de un deber, de entrar en la lectura como en una religión.
Hay momentos en que uno está más involucrado. ¡Un poco de libertad! No hay ninguna obligación de estar siempre leyendo.

Mencionó la función de la lectura en la construcción de la subjetividad.
¿Podría ampliar este concepto?

-Una de las mayores angustias humanas es la de ser caos, fragmentos, cuerpos divididos, de perder el sentimiento de continuidad, de unidades. Uno de los factores por los cuales la lectura es reparadora es que facilita el sentimiento de continuidades, el relato. Una historia tiene un principio, un desarrollo y un fin; permite dar una unión a algo, Y, a veces, escuchando una historia, el caos del mundo interior se apacigua y por el orden secreto que emana de la obra, el interior podría ponerse también en orden. El mismo objeto libro ­hojas pegadas reunidas­ da la imagen de un mundo reunido.

Usted presenció la capacidad reparadora de la lectura en comunidades alejadas de la cultura escrita.

-Sólo como ejemplo, en contextos como en Colombia, donde hay programas de lectura para chicos desvinculados del conflicto armado, abandonados, la lectura permite que la gente hable entre sí, que recuperen la palabra. Claro que también hay tiempos de silencio, pero se desencadena un proceso, relanza el pensamiento, la memoria. Algo se alivia.


(Nota publicada originalmente en Clarín, Domingo 28 de junio 2009)

viernes, 18 de marzo de 2011

Manifiesto de la UNESCO para bibliotecas Escolares

Función de la Biblioteca Escolar

La biblioteca escolar proporciona información e ideas que son fundamentales para desenvolverse con éxito en nuestra sociedad contemporánea, basada en la información y el conocimiento. Proporciona a los alumnos competencias para el aprendizaje a lo largo de toda su vida y contribuye a desarrollar su imaginación, permitiéndoles que se conduzcan en la vida como ciudadanos responsables.


Misión de la Biblioteca Escolar

La biblioteca escolar ofrece servicios de aprendizaje, libros y otros recursos que permiten a todos los miembros de la comunidad escolar forjarse un pensamiento crítico y utilizar eficazmente la información en cualquier formato y medio de comunicación. Las bibliotecas escolares estan conectadas con la vasta red de bibliotecas e información, de acuerdo con los principios del Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública.

El personal de la biblioteca ayuda a utilizar los libros y otras fuentes de información, desde los relatos literarios hasta los documentos plasmados en todo tipo de soportes (impresos, electrónicos u otros) y accesibles directamente o a distancia. Estos materiales complementan y enriquecen los libros de texto, así como los materiales y métodos pedagógicos.

Se ha demostrado que, cuando los bibliotecarios y los docentes cooperan, los alumnos logran alcanzar niveles más altos en conocimientos básicos, lectura, aprendizaje, solución de problemas y competencias en materia de tecnologías de la información y la comunicación.

A los servicios de la biblioteca escolar deben tener acceso por igual todos los miembros de la comunidad escolar, sin distinción de edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, lengua, condición social y situación profesional. Hay que ofrecer servicios y materiales específicos a los que no están en condiciones de utilizar los servicios y materiales de biblioteca corrientes.

El acceso a los servicios y las colecciones debe basarse en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y no deberá estar sometido a ningún tipo de censura ideológica, política o religiosa, ni tampoco a presiones comerciales.


Financiación, legislación y redes

La biblioteca escolar es un elemento esencial de cualquier estrategia a largo plazo para alfabetizar, educar, informar y contribuir al desarrollo económico, social y cultural. Habida cuenta de que la biblioteca escolar es de la incumbencia de la autoridades locales, regionales y nacionales, es preciso darle apoyo mediante legislaciones y políticas específicas. Las bibliotecas escolares deben contar con una financiación adecuada para disponer de personal capacitado, materiales, tecnologías e instalaciones. Además, han de ser gratuitas.

La biblioteca escolar es una interlocutora esencial en las redes locales, regionales y nacionales de bibliotecas e información.

Cuando la biblioteca escolar comparta sus instalaciones o recursos con otro tipo de bibliotecas, se deberán reconocer y mantener los objetivos que le son propios


Objetivos de la Biblioteca Escolar

La biblioteca escolar es parte integrante del proceso educativo.

Los objetivos enumerados a continuación son fundamentales para desarrollar los cononcimientos básicos, los rudimentos en materia de información, la enseñanza, el aprendizaje y la cultura, y representan los servicios esenciales de toda biblioteca escolar:

  • Respaldar y realizar los objetivos del proyecto educativo del centro escolar y del plan de estudios;
  • Inculcar y fomentar en los niños el hábito y el placer de la lectura, el aprendizaje y la utilización de las bibliotecas a lo largo de toda su vida;
  • Ofrecer oportunidades para realizar experiencias de creación y utilización de información a fin de adquirir conocimientos, comprender, desarrollar la imaginación y entretenerse;
  • prestar apoyo a todos los alumnos para la adquisición y aplicacion de capacidades que permitan evaluar y utilizar la información, independientemente de su soporte, formato o medio de difusión, teniendo en cuenta la sensibilidad a las formas de comunicación que existan en la comunidad;
  • Facilitar el acceso a los recursos y posibilidades locales, regionales, nacionales y mundiales para que los alumnos tengan contacto con ideas, experiencias y opiniones varias;
  • Organizar actividades que estimulen la concienciación y la sensibilización en el plano cultural y social;
  • Trabajar con el alumnado, el profesorado, la administración y las familias para realizar el proyecto educativo del centro escolar; proclamar la idea de que la libertad intelectual y el acceso a la información son fundamentales para ejercer la ciudadanía y participar en una democracia con eficiencia y responsabilidad;
  • Fomentar la lectura y promover los recursos y servicios de la biblioteca escolar dentro y fuera del conjunto de la comunidad escolar.

Par cumplir estas funciones, la biblioteca escolar debe formular políticas y crear servicios, seleccionar y adquirir materiales, facilitar el acceso material e intelectual a las fuentes de información adecuadas, proporcionar recursos didácticos y emplear a personal capacitado.


Personal

La persona encargada de la biblioteca escolar será el miembro del personal de la escuela profesionalmente cualificado para planificar y administrar su funcionamiento y contará, en los posible, con la ayuda de personal suficiente. Este profesional cooperará con todos los miembros de la comunidad escolar y actuará de enlace con la biblioteca pública y otros centros de documentación.

La función que cumple el bibliotecario escolar variará en función del presupuesto, del plan de estudios y de los métodos pedagógicos de cada centro escolar, dentro del marco jurídico y financiero establecido en cada país. En algunos contextos específicos, hay áreas generales de conocimiento que son fundamentales para que los bibliotecarios de las escuelas estén en condiciones de crear y hacer funcionar servicios de biblioteca eficaces en el centro escolar: gestión de recursos, bibliotecas e información, y pedagogía.

En un entorno caracterizado por el incremento de la conexión en redes, las personas encargadas de la biblioteca escolar deben ser competentes para planificar distintas técnicas de utilización de la información y enseñarlas tanto al profesorado como al alumnado, de modo que tienen que seguir formándose y evolucionando profesionalmente.


Funcionamiento y gestión

Para garantizar un funcionamiento efectivo y responsable de la biblioteca escolar:

  • Se debe elaborar una política de sus servicios a fin de definir objetivos, prioridades y prestaciones, en función del plan de estudios de la escuela;
  • Es menester que su organización y mantenimiento se efectuen con arreglo a las normas profesionales;
  • Es necesario que sus servicios sean accesibles a todos los miembros de la comunidad escolar y que sean funcionales en el contexto de la comunidad local;
  • Se debe estimular la cooperación con el profesorado, la dirección de los centros de enseñanza secundaria, la administración, los padres, los demás bibliotecarios y profesionales de la información, y los grupos comunitarios.


martes, 15 de marzo de 2011

Historia de la Biblioteca Nacional Argentina


La Biblioteca Pública de Buenos Aires —antecesora directa de la Biblioteca Nacional— fue creadpor decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. Su primera sede estuvo en la
Manzana de las Luces, en la intersección de las actuales calles Moreno y Perú.



Mariano Moreno impulsó la creación de la Biblioteca como parte de un conjunto de medidas —la
edición, la traducción, el periodismo— destinadas a forjar una opinión pública atenta a la vida política y cívica.

Así, la Gazeta y la traducción y edición del Contrato Social se hermanan en el origen con la Biblioteca. Precisamente, el escrito de la Gazeta titulado “Educación”, en donde se anuncia la creación de la
Biblioteca en 1810, posee todas las características de un documento alegórico, bélico y literario.

Pocos meses antes, el propio Moreno y Cornelio Saavedra firmaban la orden de expropiar los bienes y libros del obispo Orellana, juzgado como conspirador contra la Junta. Así se constituyó el primer fondo de esta Biblioteca, enlazada desde el comienzo con la lucha independentista y la refundación social. También integraron el primer acervo las donaciones del Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, Luis José Chorroarín y Manuel Belgrano.

Sus primeros bibliotecarios y directores fueron el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, ambos hombres de la Iglesia. Luego, vendrían Chorroarín y Manuel Moreno, hermano y biógrafo del fundador. Los nombres que se suceden son hilos de una trama histórica y cultural: Marcos Sastre, Carlos Tejedor, José Mármol, Vicente Quesada, Manuel Trelles, José Antonio Wilde.

La Biblioteca significaba un cruce, que ya estaba en la vida de estos hombres, entre los compromisos políticos y las labores intelectuales. En estos nombres encontramos la huella de autores de obras que forma parte del memorial del lector argentino, como El Tempe argentino, de Marcos Sastre, la novela Amalia, de Mármol, o la obra historiográfica de Quesada.

La Biblioteca Nacional se situaba entre las más altas experiencias literarias y los ecos no callados de las guerras que recomponían las formas del poder nacional.

La adquisición por parte de la Biblioteca del carácter de Nacional, recién en los años 80 del siglo XIX, guarda correspondencia con la evolución de las instituciones del país. En el momento de efectiva formación del Estado nacional, la Biblioteca se erigió como reservorio patrimonial y cultural.

Paul Groussac protagonizó el nuevo período de modernización y estabilización, acorde con el clima general de la época. Por gestión personal de su director, la Biblioteca Nacional obtuvo un edificio exclusivo en México 564, donde los bolilleros atestiguan su destino original, el de Lotería Nacional.

La gestión de Groussac duró más de cuarenta años, y entre otras cosas logró que la Biblioteca fuera un punto de referencia para el pensamiento argentino, en especial en temas históricos y de crítica literaria. Logró aliar la acumulación bibliográfica (se duplicaron los fondos patrimoniales y se creó la Sala del Tesoro), con la forja de un centro considerable de creación y pensamiento, que se expresó incluso en prestigiosas publicaciones.

Durante el siglo XX hubo dos largas gestiones recordadas por razones diversas. La primera, fue la de Gustavo Martínez Zuviría, autor de libros de venta masiva y difusor de posiciones antisemitas. Al frente de la Biblioteca durante un cuarto de siglo, desplegó una vasta labor de compras bibliográficas, publicación de documentos e intervención en los debates culturales. Este controvertido y prolífico autor, también deseó relativizar el peso de Mariano Moreno en la fundación de la Biblioteca, restándole así valor a su origen revolucionario.

La otra presencia capital en la Biblioteca Nacional fue obviamente la de Jorge Luis Borges. El autor de “La Biblioteca de Babel” supo erigir a la Biblioteca como tema de pensamiento y literatura, y gestionar la institución junto con el subdirector José Edmundo Clemente,

La Biblioteca fue objeto de una prolongada empresa arquitectónica que abarcó desde la concepción de la necesidad de un nuevo edificio en 1960, cuando la ley 12.351 destina tres hectáreas para su construcción, entre las avenidas del Libertador General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria, hasta su inauguración, recién en 1993. A partir del correspondiente concurso de anteproyectos, la obra fue adjudicada a los arquitectos Clorindo Testa, Alicia D. Cazzanica y Francisco Bullrich.

En 1992, coincidiendo con otra fuerte modernización urbana, el edificio fue finalizado. Su estilo a veces llamado “brutalista” —sin duda una de las variantes del expresionismo del siglo XX—, es siempre motivo de interrogación y estudio por los estudiantes de arquitectura.

Un año más iba a demorar el complejo traslado del material bibliográfico y hemerográfico desde la antigua sede de la calle México. Un fondo que no se limita a la producción nacional —aunque éste es, sin dudas, su centro—, sino que incluye importantes ediciones extranjeras.

La Biblioteca Nacional, en cuya historia pueden verse así los trazos elocuentes de la historia nacional, ha sido entonces atravesada, a veces mellada, otras veces impulsada, por la vida política más amplia. No es posible pensarla, gestionarla, trabajar en ella, investigar sus salas de lectura o tomarla como pieza de la política cultural argentina, sin tener en cuenta el vasto eco que ofrece —como si fueran los “ecos de un nombre” borgeanos—, de los avatares de la propia memoria nacional. Venir a ella supone adentrarse en la propia historia de la lectura en la Argentina y en las complejas urdimbres sus pliegues simbólicos y materiales.

domingo, 6 de marzo de 2011

BrailleNote: netbooks para discapacitados visuales


BrailleNote Apex, un dispositivo pensado para facilitar la toma de notas o apuntes en clases gracias a una interfaz física que tiene como fundamento el sistema Braille. Este aparato tiene un hardware similar a algunos netbooks, que se traduce en un procesador Intel Atom, 8 GB de almacenamiento flash, 256MB de memoria RAM, lector de tarjetas SD/SDHC, Conectividad WiFi y bluetooth, etc.


La idea es que los estudiantes pueden tomar notas usando una suerte de teclas con relieve en Braille y leer en unas pequeñas “pantallas” con el mismo sistema, también podrán grabar el audio, acceder a su correo electrónico, escuchar música, leer FayerWayer, etc. En cuanto a su precio hay varias versiones, por lo que es muy variable, pero sin duda este tipo de dispositivos son muy útiles para la debida integración de personas con discapacidad visual a los sistemas y procesos educativos.



Link: BrailleNote Apex makes it easier to take notes with Braille QWERTY keyboard (CrunchGear)

viernes, 4 de marzo de 2011

Shania Twain - You're Still The One (Subtitulado en Español)

NUNCA DEJES DE LUCHAR POR EL AMOR VERDADERO