martes, 9 de agosto de 2011

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa guarda tesoros bibliográficos


Oaxaca de Juárez.-La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa cuenta con una riqueza bibliográfica que la hace única en el país y América Latina.

Es uno de los grandes proyectos de rescate de documentos y libros antiguos más importante que se han llevado a cabo en México y pertenece a la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO).

Se encuentra localizada en el Ex Convento de Santo Domingo, a donde pueden acudir todo público interesado en temas oaxaqueños y aquellos especialistas en libros antiguos.

La Biblioteca cuenta con un acervo de más de 30 mil ejemplares: obras pertenecieron a los conventos dominicos, franciscanos, jesuitas, carmelitas, betlehemitas y mercedarios.

El libro más antiguo localizado en los amplísimos anaqueles de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa data del año de 1481.

En este acervo hay libros cedidos por los Fondos de Manuel Brioso y Candían, Raúl Iturribarría Bolaños, Luis Castañeda Guzmán, Matías Romero, Jacobo Dalevuelta, Aurelio Valdivieso y la Bibioteca de Benito Juárez Maza.

La Biblioteca ofrece también un servicio digitalizado que se puede consultar vía Internet, aunque son ejemplares para especialistas, escritos en latín y griego.

En ese espacio existen una gran variedad de temas, no sólo religiosos, también políticos, de historia, geografía, medicina y arte, entre muchos otros. Los libros que conforman el acervo se encuentran en diversas lenguas como latín, francés, castellano y alemán, así como zapoteco, mixteco, mixe y náhuatl

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, además de ofrecer el servicio de consulta de libros, es un espacio abierto a la cultura. “Aquí se presentan libros, se llevan a acabo diplomados, seminarios, conferencias”, subrayó Martínez Rosas.

También hay un taller de encuadernación y restauración de libros, el cual además de encargarse del acervo de la Biblioteca de Burgoa brinda asesoría a otras bibliotecas y se restauran lienzos antiguos.

Este espacio se logró gracias al esfuerzo de distintas instituciones y personajes, como el pintor Francisco Toledo, y la determinante intervención de la Fundación Alfredo Harp Helú.

La tarea de rescate de los ejemplares que hoy se guardan en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa inicio en enero de 1994.

La Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, a través de su entonces directora, Stella María González Cicero, tuvo un papel preponderante, ya que asesoró el proyecto y ofreció su apoyo incondicional. Finalmente abrió sus puertas en mayo de 1996.


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