lunes, 1 de noviembre de 2010

El Papel

Una de las grandes aportaciones del pueblo chino es sin duda la invención del papel.
Según la tradición, su invención se debe, hacia el año 105 d.C., a T'sai Lung, un cortesano del emperador chino Ho Ti, que recibió el encargo de buscar nuevos materiales para escribir. T'sai Lung fabricó papel utilizando corteza de morera, tejidos de seda y trapos de ropa vieja, y un molde fabricado de tiras de bambú. Sin embargo, algunos investigadores descartaron esta teoría cuando en 1957 encontraron un fragmento de papel hecho de fibra de seda y vegetales, de al menos 250 años anteriores al 105.

Durante 500 años la técnica de cómo fabricar papel sólo la conocía China, hacia el año 610 se introdujo en Japón, hacia el 750 en Asia Central y por el 800, llegó a Egipto. La expansión árabe por tierras asiáticas propició su difusión, extendiéndose por el mundo musulmán (hacia el siglo XI), y más tarde por Europa (siglos XII, XIII y XIV), donde fue introducida por los árabes. Estos mejoraron la calidad del papel utilizando nuevos materiales como el algodón, el lino o el cáñamo. Con el paso de los siglos las técnicas de fabricación fueron mejorando y así el papel ha llegado a ser confeccionado en grandes cantidades y a muy bajo precio.

Antes de la invención del papel, en China se utilizaba la técnica xilográfica, que consistía en tallar letras e imágenes en relieve en bloques de madera, que se entintaban e imprimían sobre alguna superficie. De estos bloques de madera se pasó a la impresión con tipos móviles, usando caracteres sueltos dispuestos en fila (los caracteres móviles de imprenta se adjudican a Pi Sheng, que en 1045 fabricó estos caracteres de arcilla), pero entonces no fue considerado un invento demasiado útil, ya que el idioma chino cuenta con entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes y esta técnica suponía por tanto demasiado trabajo.

El papel acabó imponiéndose en Occidente sustituyendo a los soportes escriptóreos de entonces (el papiro y el pergamino), los cuales no resultaban apropiados para imprimir, el papiro era demasiado frágil y el pergamino demasiado caro. El papel en cambio era un material bastante resistente y económico.


El papel se consigue entretejiendo fibras de celulosa vegetal, y tiene forma de hojas delgadas. Puede utilizarse tanto para la escritura como para la impresión, y a lo largo de la historia ha ido tomando distintas formas (en forma de rollo, cuaderno, hojas sueltas, etc).

Al principio el papel era bastante ligero y de superficie rugosa, por lo que fue utilizado para documentos secundarios como borrador de cartas o para tomar apuntes. Pero con el tiempo se fueron perfeccionando las técnicas y las máquinas de fabricación, y su uso terminó extendiéndose a todo tipo de documentos, hasta acabar reemplazando definitivamente al pergamino.

En el siglo XIII unos inventores holandeses crearon una máquina que lograba una pasta de mejor calidad y en menos tiempo. A mediados del siglo XV, con la invención de la imprenta los libros se abarataron y su producción aumentó considerablemente, lo cual estimuló la fabricación del papel. El uso del papel aumentó en los siglos siguientes, aunque se seguía fabricando a partir de trapos, lo que provocó una gran escasez de dicho material. Esto propició la invención de otra máquina que convertía pasta de madera en papel hacia el año 1840 (actualmente este proceso se realiza mediante procedimientos químicos). Se fueron creando nuevas y diferentes máquinas con el fin de mejorar y abaratar la producción de papel, así como nuevos materiales.

La industria papelera ha estado desde entonces en constante desarrollo, alcanzando en el siglo XX alcanzó unos niveles muy elevados y perfectos de fabricación. Actualmente Estados Unidos y Canadá son los mayores productores mundiales de papel.


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